La eucaristía jubilar contó con la presencia del Obispo Prelado de la Prelatura, clero, religiosos y unas 100 personas fieles, algunas de las cuales viajaron desde Santiago para participar en este importante acontecimiento.
En sus palabras de agradecimiento, el P. Héctor, quien también desempeña el rol de Secretario Canciller de la Prelatura, destacó que este jubileo representa “el tiempo de Dios”. Reflexionó sobre la dificultad de mantener compromisos en una época marcada por la indiferencia y afirmó que sus 25 años de servicio no son sino una expresión de la fidelidad de Dios hacia él y su pueblo.
El Obispo, en su discurso, expresó su gratitud por los 25 años de ministerio del P. Héctor en la Prelatura y destacó la importancia de las familias como semilleros de vocaciones sacerdotales, especialmente en un tiempo de escasez vocacional.
Se recordó que el P. Héctor, originario de Santiago, llegó a la prelatura en 1992 como misionero y fue ordenado sacerdote el 8 de enero de 2000 por el entonces Obispo-Prelado, S.E.R. Mons. Rafael de la Barra Tagle, SVD.
En su homilía, el P. Brylle Clinton Deocampo subrayó el “Santo intercambio” realizado por el nacimiento de Jesucristo, quien se acerca a la humanidad e invita a participar de su vida divina. Reflexionando sobre el evangelio del milagro de la multiplicación de los panes, observó que, al igual que los discípulos que fueron testigos del milagro y también alimentados, el sacerdote también forma parte del pueblo de Dios que necesita el amor y la misericordia de Dios.
La celebración también fue una ocasión de gracia significativa. Al renovar su compromiso de cumplir fielmente los deberes de su vocación sacerdotal, el P. Héctor, junto con todos los fieles que participaron en la misa jubilar, obtuvo la indulgencia plenaria cumpliendo con los requisitos habituales según el Enquiridión de las Indulgencias (1999), n. 27, § 2.
Fuente Parroquia Nuestra Señora de Fátima